
Aunado a lo anterior, una y otra vez levantamos la voz para exigir que se deje de pagar el Fobaproa, se puede y se debe, hay una iniciativa para ello aguardando en la Cámara de Diputados.
Es indignante, que no se honre la palabra escrita y la lucha que dimos como pueblo contra esa ilegal, ilegítima y odiosa deuda.
Con datos oficiales, cerrando cifras, de acuerdo con lo solicitado por la SHCP y lo autorizado por el Congreso, la deuda crecerá en 1.9 billones de pesos en 2024. Un endeudamiento de 5,267 millones de pesos cada día, 219 millones cada hora, 6 3.7 millones cada segundo. A la vez, se pagará por intereses y comisiones de la deuda este año la enorme suma de 1.2 billones de pesos, 3,463 millones cada día, 144 millones cada hora o 2.4 millones cada segundo.
El concluir el actual sexenio la deuda pública habrá crecido en 6.2 billones de pesos, de los cuales 5.2 billones (el 84%) se habrán dedicado a pagar los intereses y comisiones de la deuda (no el capital). Se habrán gastado 5,2 billones de pesos en el pago del costo de la deuda, que no se paga, pues la deuda no deja de crecer, y se habrán dedicado 2.7 billones a los diecinueve programas sociales emblema del gobierno.
No es justo que se destinen mayores recursos del presupuesto público al pago de la deuda que en atender las necesidades sociales. Por lo anterior, planteamos que promesas y discursos de campaña que no indiquen cómo van a solucionar el problema de las finanzas públicas, son demagogia. Los ayuntamientos no tienen recursos ni para garantizar el agua potable para la población, ni los gobiernos estatales tienen recursos que les permitan solucionar de fondo los problemas y necesidades de la población, la mayoría se dedica a administrar problemas en lugar de solucionarlos… O recurren a la deuda, jugoso negocio del capital financiero, al cual ayudan las tasas de interés exageradamente altas que se mantienen para perjuicio de las familias, de las empresas y de las finanzas del gobierno mismo.
La austeridad entendida como eliminación de lujos es una cosa, la austeridad como adelgazamiento del Estado, es una política neoliberal. Modificar la tajada que del presupuesto federal se lleva el capital financiero especulador es indispensable y urgente, aunado a la reforma fiscal progresiva, la economía mexicana puede crecer con justicia social y de manera sustentable si se deshace del lastre de la deuda pública.